Poblamiento Indígena

Estos territorios fueron habitados por comunidades prehispánicas como los Tamas, los Pijaos y los Totoyoes. La información disponible sobre estas comunidades indígenas es mucho más amplia en el caso de Pijaos y Tamas, mientras que en lo que respecta a los Totoyoes es más bien escasa. La referencia más antigua de los indígenas Pijaos y Tamas que se asentaron en la cordillera oriental es la que hace Juan Rodríguez Freyle en su obra “El Carnero”:

“De esta banda del río grande, y por encima del Valle de Neiva hacia este Reino, corre otra cordillera. En ella residen los duhos y bahaduhos, que estas naciones eran la carne de monte de los pijaos, que salían a caza de ellos como acá se sale a caza de venados”[1]

El texto “El territorio de Neiva: Desde los cazadores – recolectores hasta los aguerridos pijaos” de María Angélica Suaza ofrece un panorama general de los grupos indígenas que se asentaron en los actuales municipios del norte del Huila como Neiva y Tello. El trabajo de Suaza parte de estudios antropológicos y registros arqueológicos para describir las características de los pueblos prehispánicos que habitaban el territorio cuando llegaron los españoles. 

Los trabajos arqueológicos compilados por Suaza dan cuenta de la presencia de la sociedad Pijao en gran parte del norte del departamento del Huila, especialmente en los municipios de Neiva, Tello y Aipe. Los Pijaos procedían al parecer de la región del Darién en el Chocó y se establecieron en territorios cercanos a los Paeces, con quienes establecieron alianzas. Los Pijaos según los estudios de Julio César Cubillos: “pertenecían a la familia lingüística karib, y se ha constatado que esta sociedad se llamaba Pinao, pero los conquistadores españoles cambiaron su nombre.” Este grupo indígena es reconocido por su vocación guerrera y por la resistencia que le presentaron a los españoles, a pesar de haber sido parcialmente conquistados en 1608 algunos reductos seguían siendo hostiles a los conquistadores.

Los Dujos mencionados por Rodríguez Freyle son emparentados con los indígenas Tamas provenientes de la cuenca del río Caguán en lo que hoy es el departamento de Caquetá. María Angélica Suaza hace una distinción tácita entre los dos grupos indígenas. Según lo reseñado por Suaza los Dujos se establecieron en inmediaciones de la vertiente occidental de la cordillera oriental mientras que los Tamas según Julio Londoño en su “Diccionario Geográfico-histórico” serían originarios del Caquetá y habrían llegado a las cercanías de Neiva huyendo de los malos tratos a los que fueron sometidos en la encomienda del Espíritu Santo del Caguán, asentándose en las poblaciones del Caguán y Otaz[4].

Suaza señala también como según las fuentes se justificaba la encomienda de los Tamas ya que eran “indios sin casa conocida”. La asociación entre Dujos y Tamas pudo darse debido a la práctica española de ubicar en un mismo resguardo varias naciones indígenas, tal como puede evidenciarse en la actualidad con el pueblo “Tamaz-Páez-Dujos” del Caguán.

Aldemar Macías, quién se concentra en la zona correspondiente al municipio de Tello, coincide con la influencia de las comunidades de Dujos, Tamas y Pijaos en el territorio anunciada por María Angélica Suaza, agregando también a los Totoyoes a quienes señala de ser los primeros habitantes de la cuenca del río Villavieja. De igual forma el texto de Macías menciona la crisis demográfica que atravesaron estas comunidades, razón por la cual fueron gradualmente reemplazadas con población Yanacona traída por los españoles tras la conquista del incanato.

“Todas estas comunidades de la zona Norte del Huila fueron desapareciendo. Para suplirlo fueron traídos desde el Ecuador, por Sebastián de Belalcázar, los Anaconas o Yanaconas que vienen a mediados de siglo XVIII a localizarse definitivamente en las riberas de los ríos Fortalecillas y Villavieja”[5]

Según Joaquín García Borrero hacia el siglo XVII la cabecera del Fortalecillas, hacia la subcuenca del río san Antonio, fue poblada por los Yanaconas que sirvieron de cargueros a Sebastián de Belalcázar en su expedición.:

“Por estos contornos habían situado los españoles a casi la totalidad de los indios anaconas que trajeron desde la conquista del Perú y Quito, y con estos y con los vecinos que se fueron corriendo en seguida del establecimiento y fundación de Neiva, se formó en la estribación de la cordillera oriental, en un clima y con fuentes de agua abundantes y bellísimas, el poblado que la fe católica ha puesto bajo la advocación de San Antonio de Padua”[6]

En este primer período pueden advertirse algunos aspectos relevantes: 1. Tanto en la cuenca del Fortalecillas como en la del Villavieja la población indígena nativa que fue en descenso tras la llegada de los peninsulares fue reemplazada con indígenas Yanaconas, 2. Hay una mayor concentración de población en la cuenca del ríos fortalecillas, más específicamente sobre la subcuenca del río San Antonio y 3. Transición de una noción comunal de la tierra hacia una de carácter tributario, primero pudo darse con los Pijaos, pero sin duda se consolidaría tiempo después con la encomienda española.

[1]